Estamos usando IA… pero no la estamos usando bien
Después de formar a más de 1.000 profesionales, hay una conclusión clara: la IA se usa mucho, pero se trabaja mal con ella. Y eso tiene consecuencias reales en el día a día.
En el último año he formado a más de 1.000 profesionales en el uso de la IA en su trabajo diario.
No hablo de curiosos.
No hablo de gente que “acaba de empezar”.
Hablo de directivos.
Responsables de equipo.
Profesionales senior.
Personas que trabajan con información, decisiones, documentos, clientes y equipos.
Incluso personas que se consideraban, y eran, usuarios avanzados de IA.
Y después de verlos trabajar, escucharles, analizar cómo la usan y acompañarlos en su día a día, lo tengo clarísimo:
Nadie está usando la IA bien. Nadie.
La IA se usa.
Mucho.
Está presente en el día a día de las empresas.
En informes.
En emails.
En propuestas.
En análisis.
Pero una cosa es usarla.
Y otra muy distinta es trabajar con ella de forma profesional.
Lo que veo una y otra vez es el mismo patrón.
La IA se utiliza como un chat.
Se lanza una pregunta.
Se recibe una respuesta.
Se ajusta un poco.
Se vuelve a preguntar.
A veces sale algo decente.
Otras veces no.
Cuando algo funciona, no se sabe exactamente por qué.
Cuando no funciona, se prueba otra cosa.
No hay método.
No hay estructura.
No hay continuidad.
Y hay algo que me llama especialmente la atención en todas las empresas: nadie guarda las instrucciones que sí han dado buen resultado.
Nadie.
Cada interacción con la IA es un evento aislado.
Una conversación que empieza y termina ahí.
Al día siguiente, cuando hay que hacer algo parecido,
se vuelve a empezar desde cero.
Esto tiene consecuencias muy claras.
Las respuestas suelen ser “casi” lo que se necesita.
Obligan a corregir.
A matizar.
A reformular.
Se pierde tiempo.
Se pierde foco.
Y aparece una sensación que escucho constantemente en formaciones:
“La IA ayuda… pero le cuesta llegar.”
Esa frase se repite mucho.
Demasiado.
Y es importante entender algo aquí.
El problema no es la IA.
No es su potencia.
No es su capacidad.
No es la tecnología.
El problema es la forma en la que estamos trabajando con ella.
La IA no es una conversación informal.
Es una herramienta de trabajo.
Y el trabajo profesional no funciona a base de improvisar cada vez.
El trabajo se apoya en:
método
criterio
estructuras reutilizables
Cuando todo se hace como un chat, nada se acumula.
Nada se consolida.
Nada mejora con el tiempo.
Cada persona pide a la IA a su manera.
Cada equipo improvisa.
Cada empresa depende de “quien sabe más”.
Y así, aunque la IA esté presente,
no se convierte en una ventaja real.
Solo en una ayuda puntual.
Esta es la realidad que veo empresa tras empresa.
Sin excepciones.
Y es exactamente por eso que nace IA Fácil.
Muy pronto.
📅 1 de enero



